Aquel aciago año de 1992, recuerdo que tenía apenas 11 años de edad, aún no comprendía de política, y menos pasaba por mi cabeza que algún día me haría periodista, solo escuchaba por los noticieros nacionales violencia y más violencia. Es como si fuera ayer que atento oía en mi familia comentar en las comidas lo que difundían los medios de comunicación, fue en una de esas tertulias caseras que por primera vez escuche el caso Santa.
Como casi todos en esa época, la población aplaudía que las Fuerzas Armadas le habían dado guerra fría al terrorismo enquistado en el Perú, es así que inicialmente se creyó que los nueve desaparecidos de Santa pertenecían a la cúpula del camarada “Gonzalo”, pues la policía lo dijo así y se sabe que el Diario de Chimbote rebotó esa noticia sindicando que estos campesinos eran terroristas. Nada más falso, porque años más tarde se develaría toda la verdad.
Al terminar la década de los noventa las investigaciones se encargaron de desenmascarar que las desapariciones, torturas y matanzas en el país eran obra del sanguinario grupo Colina, aquel escuadrón paramilitar que se formo durante el nefasto gobierno corrupto de los siameses Fujimori-Montesinos. Entre esos cruentos actos que atentan contra los derechos humanos se encontró el caso Santa, donde nueve personas humildes e inocentes desaparecieron para dejar en la orfandad a sus hijos, esposas y demás familiares.
Los testimonios e indagaciones nos evidencian que se había cometido un crimen masivo, sin piedad, sin razón, por el solo hecho de protestar, de reclamar sus derechos, de ser libre en una patria avasallada. Dieciocho años después, en Santa aún no sale el sol, la madrugada del 2 de mayo de 1992 sigue tan estática, tan impaciente, tan fúnebre, tan fría, tan desesperanzadora, llena de desconsuelo y de rencor. Los familiares de las nueve víctimas exigen que el Gobierno los tome en cuenta y les de apoyo social, porque solo así encontrarán la paz que tanto necesitan y la verdadera reconciliación con el Estado.
Reportaje del gran Bruno de Olazábal que recoje los testimonios de los familiares de nueve pobladores del distrito de Santa en Áncash que fueron desaparecidos el 2 de mayo de 1992 por el Grupo Colina: